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Este blog trata de los apellidos blanqueños estudiados mayormente entre el periodo de 1555 (primer padrón de Blanca) hasta 1654 (último padrón eclesiástico de Blanca) donde se intenta buscar el origen de los dichos apellidos hallados en dicho periodo con ayuda de los apellidos que constan en los distintos documentos (visitas de la Orden de Santiago) desde el año 1501 hasta 1654 de los 6 pueblos del valle de Ricote. Era una época donde el uso de apodos era aún muy limitado y prácticamente inexistente en los documentos. Hemos hallado: Juan de Molina, "el bueno"; Juan de Molina Cachopo, "el gordo"; Juan de Molina Vázquez, "el largo"; Juan de Molina, "el rico"; Juan de Molina "de arriba"; Juan de Molina "carpintero"; Juan de Molina "del Puerto"; Francisco de Molina "el mozo"; Alonso de Molina "albañil", Juan Marín, "el rico"; Francisco Marín, "el ciego". A veces es difícil distinguir si los apodos se refieren a una calidad humana, profesión o apellido. Tal es el caso de Juan Candel, "mercader"; Francisco Marín "del zurdo";  Juan de Molina "corambrero" y Francisco de Aroca "de Peona". Solamente un profundo análisis genealógico podría aclarar estas dudas, pero no siempre es esto posible. En vez de usar apodos era muy común en Blanca añadir al propio el primer apellido de la mujer. Si por el ejemplo en el pueblo había varios Pedro García se usaba el apellido de la mujer para diferenciarse el uno del otro. Así vemos para un Pedro García casado con María Molina que el primero se llamaba Pedro García Molina, lo que a veces daba problemas con la confección correcta de los árboles genealógicos.

Con excepción de Villanueva (55%), en los otros pueblos del Valle de Ricote, en el año 1610 el porcentaje de los habitantes moriscos superaba la cifra de 95%. El resto eran cristianos y en la mayoría de los casos no sabemos los apellidos de dichos cristianos. Si por lo tanto los apellidos que vamos a estudiar proceden de Abarán, Blanca, Ojós, Ricote y Ulea podemos afirmar, casi con toda seguridad, que eran llevados prácticamente sólo por los moriscos de estos pueblos. La escasez de patronímicos de origen árabe en los padrones de dichos pueblos y en los otros documentos eclesiásticos y legajos delata ya un largo proceso de aculturación de los moriscos del Valle de Ricote bajo el dominio cristiano.

En el mes de agosto de 1501 decidieron los mudéjares murcianos pactar con los Reyes Católicos la conversión al cristianismo. El 21 de septiembre de 1501 se hizo público un documento con las condiciones aceptadas por los Reyes Católicos. El bautismo subsiguiente llevó consigo el cambio de los patronímicos árabes en apellidos cristianos, a diferencia de los moriscos de Abarán que poblaron dicho pueblo en 1482 y cuyos apellidos permanecen en vigor hasta hoy en día: Gómez, Ramón, Cobarro, Yelo, Tornero, Molina, etc. Con excepción de los conversos granadinos que solían conservar su patronímico árabe unido a un apellido cristiano, los del Valle de Ricote adoptaron sólo el apellido cristiano. No tenemos datos para saber de donde los moriscos del Valle tomaron sus apellidos cristianos, pero cabe la posibilidad de que los tomaran de personajes cristianos de relevancia, incluso en su entorno: Bernardino Turpín era el lugarteniente del comendador Garcilaso de la Vega entre los años 1494-1502 y alcalde de Ricote. Tal vez la existencia de tantos Turpín en el Valle de Ricote se debe a este personaje. En los trece años de comendador Rodrigo de Ulloa (1480-1493) era Juan Vázquez uno de los alcaldes. Después del año 1502 encontramos también este apellido en el Valle de Ricote.   Los moriscos tuvieron la costumbre de emparentarse entre ellos en distinto grado y si encontramos una reiterada repetición de apellidos esto puede indicar que todos ellos proceden de un mismo tronco común masculino.
Por la explicación anterior se comprende fácilmente que no es posible extrapolar los apellidos de los grandes tratados genealógicos a los apellidos que hallemos hoy en día en el Valle de Ricote.  Para esclarecer el verdadero origen de los apellidos del Valle de Ricote será necesario consultar y analizar los documentos existentes. Una labor nada fácil debido a la escasez de fuentes en muchos casos.

Para la búsqueda del origen de los apellidos blanqueños he consultado varias bases de datos, así como tratados generales que hablan sobre este tema. Pero dichas fuentes no eran siempre suficientes para aclarar todas las dudas sobre el origen de dichos apellidos y en casos extremos no tuve otra alternativa que referirme al Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos por Alberto y Arturo García Carraffa.  Dicha gran obra de 15.000 apellidos y su respectiva historia genealógica se halla en la Biblioteca Municipal de Murcia. 



Origen de los Apellidos Hispanos

Durante la Edad Media, antes del Concilio de Trento, era común en la España Visigótica (como en otras culturas Germánicas), formar el apellido de un individuo añadiendo al primer nombre del padre una de las formas patronímicas "ez", "iz", o "az" (todos significando "hijo de"). De esa forma tenemos a "Fernández" - significando "hijo de Fernando", "Núñez" - significando "hijo de Nuño", etcétera.

Algunas veces, el lugar de origen se usaba o añadía como segundo apellido, precedido de la palabra "de" o "del". De esta forma tenemos apellidos como "de León", "del Valle", "del Monte", y "Núñez de Villavicencio" ("Núñez de la villa de Vicencio"). Con el pasar del tiempo, el "de" puede haberse suprimido del apellido.

Otro grupo de apellidos se deriva de la ocupación o profesión del individuo. De esa manera tenemos a "Herrero", "Guerrero", "Marino", etcétera.

También tenemos apellidos derivados de apodos, características físicas, o algún evento o anécdota especial en la vida del individuo. Así tenemos a "Calvo", "Flaco" y "Armenteros", una corrupción de "Arma Entera", que fue otorgada por Real Decreto a Don Rodrigo de Guzmán cuando continuó batallando a los moros con una leña después de haber perdido su espada.

Finalmente hay apellidos que toman el nombre de la Parroquia local, o de un benefactor local, del Padrino o Madrina, y en el caso de esclavos, el apellido de su amo. Ninguno de los apellidos en este grupo implica la relación sanguínea a la familia del apellido original. 
 
Era estricta costumbre en la Edad Media (antes del Concilio de Trento) el nombrar el primer hijo con el nombre del abuelo paterno, nombrar el segundo hijo con el nombre del abuelo materno, el tercer hijo con el nombre del padre (de ser diferente que el nombre del abuelo), y los demás hijos con los nombres de los tíos maternos y maternos. Reglas similares se aplicaban a las hijas.

 

El Concilio de Trento

El requisito de que los apellidos se pasaran de padre a hijo se hizo ley eclesiástica como consecuencia del Concilio de Trento, el concilio ecuménico de la Iglesia Católica celebrado en la ciudad de Trento en el norte de Italia entre 1545 y 1563 como respuesta a la Reforma Protestante. El Concilio de Trento también estableció el registro obligatorio de todos los nacimientos, muertes, matrimonios y confirmaciones, así como el patrón especifico para esos registros. También mandó la inspección periódica y certificación de los registros por representantes del Obispo regional. El geneálogo contemporáneo tiene mucho que agradecer por la metódica grabación de esos eventos que resultaron de estas reglas.

Los Archivos Parroquiales existían desde mucho antes del Concilio de Trento, que, como dicho anteriormente, estableció la obligación de las parroquias de mantener de manera regular y continua un censo de los bautizos, matrimonios y actos religiosos que se celebraran en las Parroquias. Los decretos del Concilio de Trento tienen aplicación total en España a partir de la disposición de 12 de julio de 1.564, dictada por Felipe II. Antes de esa fecha en algunas parroquias ya se recogía testimonio de dichos actos en libros sacramentales correspondientes a bautizados, casados y difuntos a partir de mediados del siglo XV. Las partidas sacramentales son la base de la investigación y siempre hay que pedirlas literales para que figure toda la información. Dan muchos datos, algunas incluso hablan de pertenecer o no la persona a un mayorazgo, ser investigado o condenado por la Inquisición etc.

En algunas regiones de España, se encuentran libros de registro similares con casi un siglo de anterioridad al Concilio de Trento y en muchas parroquias de Castilla desde los finales de los años 1400 como resultado de un mandamiento a este efecto del Cardenal Cisneros.

Los moriscos blanqueños tuvieron contactos con otros pueblos en España. Dichos contactos podrían ser comerciales, familiares y políticos. Reflejamos aquí dichos pueblos donde sobre todo nos interesa la relación de sus libros eclesiásticos con respecto a los años 1500 – 1700.



   Relación de los libros eclesiásticos existentes en los distintos publos tratados
   para el periodo 1500 - 1700

Pueblos:
Libros de
Bautismos
Libros de
Matrimonios
Libros de
Defunciones
Libros de
Confirmaciones
Vallede Ricote
     (Murcia) 




Abarán
1579-1843

1570-1590
1624-1660
1625-1655
1626-1903
No existen
Blanca
1571-1814
1566-1912
1577-1578
1584, 1592,
1596, 1604, 1654
Ojós
1634-1829
No existen
No existen
No existen
Ricote
No existen
No existen
No existen
No existen
Ulea
No existen
No existen
No existen
No existen
Villanueva
No existen
No existen
No existen
No existen




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